miércoles, 25 de marzo de 2015

El que no debe ser nombrado

Desde hace varios meses se cierne sobre este humilde hogar la magia, no una magia cualquiera, la magia más tenebrosa que hemos conocido y de la que intentamos escapar a toda costa. Sin embargo no encontramos la salida, al menos no una fácil y que se solucione con nuestro Patronum.

Todo comenzó hace aproximadamente dos años y medio. Con la llegada de la magia a nuestra casa, fuimos conscientes de muchas cosas que conocíamos de oídas, una de ellas, la existencia de este ser que enseguida se hizo hueco en nuestras vidas. Si bien en un principio fui un poco reacia, pronto nos sedujo con su artes poderosas, era pequeño, bonito, fácil de llevar y no costaba nada puesto que lo teníamos ahí desde el principio. Pero sobre todo, albergaba un gran poder, poder que hasta los dos meses y medio de vida de la nueva bruja no nos aventuramos en aprovechar, la capacidad absoluta de domar su carácter y dejar que su madre pudiera estar dos minutos en el baño tranquilamente sin nadie amorrado a su teta.

Pronto atrajo a todo un ejército de compañeros de todos los colores y formas gracias a mi afán compulsivo de albergarlos en casa. Me parecían tan monos que los quería todos, aunque Chewy enseguida mostró sus preferencia por el primero que entró en su boca, el más poderoso de todos, su talismán, su compañero mágico, su extensión, sí, un chupete de recién nacido. Pensamos en hacer desaparecer al ser antes que el pequeño mago Pixel hiciera aparición, pero se avecinaban grandes cambios mágicos para Chewy y decidimos postponerlo. Teniendo en cuenta además, que si se lo poníamos al recién llegado, ella volvería a caer en sus garras, no queríamos causar más guerras en casa, así que optamos por seguir conviviendo con él, total no hacía mal a nadie (al menos en aquel momento).

Sin embargo, hace medio año, coincidiendo con la entrada en la guardería de Hogwarts de Magia y Hechicería, el poder de nuestro amigo se convirtió en tenebroso, empezó a sacar su lado más oscuro y pronto se hizo con un ejército de niños que no dudaban en empeñar cualquier cosa por estar junto a su amo, entre ellos Chewy. Así fue como empezó la era de la oscuridad en casa bajo el dominio de "El que no debe ser nombrado", el chupete. Le tenemos tanto terror como al de los libros pero no es para menos, he aquí su historia.







Todavía ronda el elfo y le seguimos contando la batalla de que vendrá a por ellos, pero ya no está todo el día pegada al señor tenebroso y lo deja incluso en casa cuando salimos. Somos conscientes de que nos queda la batalla final, no queremos más intentos, estamos intentando reunir nuestro ejército y las fuerzas necesarias para hacer cumplir la profecía y derrotarle. Así que cualquiera que quiera unirse a la Orden y explicarnos la estrategia para salir victoriosos, será bien recibido.